Hay momentos en la vida que no se olvidan nunca y uno de ellos es el día de nuestra Boda. Durante meses o incluso años preparamos con esmero cada uno de los detalles que acompañan a dicho evento, como el lugar y fecha de la ceremonia, las flores para la decoración, el restaurante en el que ofreceremos el banquete, el fotógrafo encargado de inmortalizar cada momento de la ceremonia, el coche de novios...un sin fín de pequeños y grandes detalles que poco a poco van tomando forma y harán que sea un día único e inolvidable.
Todos éstos preparativos aún siendo muy importantes se pueden solventar con algo de ayuda por parte de la familia y amigos aunque sean los novios los que tomen las decisiones, porque siempre encontramos a esa alma caritativa que busca hasta el infinito si es necesario para que nuestros deseos se hagan realidad. Pero hay una parte de los preparativos nupciales que no se pueden compartir con nadie y que corresponden tan sólo a los contrayentes, como el traje y los preparativos de belleza, en especial en el caso de la novia.
El vestido de Novia es la pieza fundamental que condiciona todas las decisiones a tomar, tanto por el color del mismo como por el estilo o la forma, ya que tanto el ramo y los complementos como el maquillaje y el peinado deberán acoplarse formando un todo, sin que ninguna pieza del puzle desentone.
Vamos a centrarnos en sucesivas entradas del blog en los preparativos necesarios para que podais lucir una imagen impecable y aunque nos centramos más por regla general en los preparativos de la novia, no debemos olvidar que el novio también puede disfrutar de algún tratamiento de belleza que le hará sentir mucho mejor.
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