Hace pocas semanas llegó a mi centro de estética una clienta con una lista de precios de la competencia, la mujer nos preguntó como era posible que en esa tarifa algunos de los tratamientos costaran la mitad o incluso menos que en nuestro centro. Esta, por desgracia, es una situación cada vez más habitual sobre todo desde que aterrizaron una gran cantidad de franquicias de belleza que se empeñan en tirar por tierra los precios en tal de atraer clientes. Por mucho que yo le explique que por ese precio lo más que pueden hacer es limpiarle un poco el rostro y untarle la crema mientras le dan una friega ella tan sólo podía ver la diferencia de precios y la entiendo, lo único que pudimos aconsejarle es que probara el tratamiento de la competencia para poder comparar, porque dudo mucho que con esos precios le dediquen más de una hora y una buena cantidad de productos de primera calidad como hacemos nosotras. También le contamos la cantidad de clientas que vienen rebotadas de esos centros supuestamente low cost que finalmente prefieren pagar un poco más por un servicio de calidad. Pero eso es algo que tendrá que descubrir por ella misma.
En una época económicamente tan complicada para los que nos dedicamos a actividades comerciales de las que el cliente puede prescindir es lógico que todos busquemos el mejor precio, de hecho casi todas las colegas con las que he hablado en los últimos tiempos han intentado bajar precios de la mayoría de los servicios estéticos que ofrecen en sus centros, pero ninguna de nosotras puede llegar a ofertar un descuento del 70% sobre el precio original, porque en ese caso perderíamos más dinero cuanto mayor fuera el volumen de trabajo, o lo que es lo mismo moriríamos de éxito.
Por mi parte seguiré atendiendo con profesionalidad a todas mis clientas, ofreciendo tratamientos estéticos con una buena relación calidad/ precio como hasta ahora, creo que ese debe ser el nicho de mercado al que debo dirigirme.
El problema es que quien no tiene dinero no puede comparar, solo puede elegir entre ir al sitio económico o no ir a ninguno.
ResponderEliminarCon la confección ya pasó lo mismo hace más de 10 años. Mira las prendas de ropa que tienes en el armario, dales la vuelta y lee la etiqueta donde pone MADE IN... verás que hay muchas fabricadas en el 3º mundo. Yo he viajado a todos esos países viendo talleres, sé en las condiciones en las que trabajan y también sé a los precios que las venden. En todas las que te hayan costado más de 3€ te han timado, pero además has favorecido el trabajo infantil, la explotación de todos estos trabajadores, que no tengan sistema sanitario ni juvilación, que haya más paro en España y que se precarice el empleo. Hasta ahora puede que nadie te lo hubiera dicho pero ahora ya lo sabes, ¿Seguirás compando MADE IN 3º MUNDO?.
Con la estética pasará lo mismo, traerán productos fabricados allí, contratarán aquí a gente dispuesta a cobrar el salario mínimo o sin asegurar por el tiempo que realmente trabajan... etc.
No es solo tu trabajo el que está en peligro, ya hay 6.000.000 de parados y más que habrá si no empezamos a consumir de forma inteligente.
Esto es una crisis de diseño y planificada a nivel global. Hasta que la gran mayoría no nos mentalicemos de que hay que consumir de otra forma seguirán cerrando negocios todos los días, hasta que solo sobrevivan las multinacionales y todos estemos dispuestos a trabajar en las condiciones necesarias para ser competitivos con este tipo de países.
El problema es que muchos grandes centros de estética (que no todos) aplican condiciones laborales más propias de otros tiempo o lugares como apuntas. Juegan con la premisa de que prefieren trabajar ajustando márgenes para aumentar el volumen de servicios, pero lo que observo es que últimamente están cerrando al mismo ritmo que el resto de los mortales, quizá es que a ellos tampoco les salen las cuentas porque el problema no es trabajar más por menos cosa que todos hacemos en estos tiempos tan convulsos, es que el consumidor no dispone de dinero para gastos supérfluos,
EliminarEspero que dentro de unos años nos riamos a gusto al leer esta entrada y que todos, tanto grandes franquicias como pequeños empresarios podamos encontrar nuestro sitio.
Con respecto a la ropa y para echarnos unas risas, te diré que últimamente casi toda la que compro a pesar de tener buen precio está confeccionada en Francia y en Italia, eso si, más de tres euros me cuesta, pero a cambio me aguanta unas cuantas lavadas.