Este jabón tiene su historia curiosa y comienza con los preparativos de la cena de Nochebuena. En casa bebemos de vez en cuando cerveza o vino, en cambio no somos muy amigos de ginebras, vodkas o whiskey, aunque nos gusta tener algunas botellas por si a los invitados les apetece. Tan de tanto en tanto se utiliza dichas bebidas en casa, que cuando me aburro de verlas ir venir una y otra vez las utilizo para dar alegría a algunas recetas de cocina con falta de gracia y esa es la única manera de poder reponer existencias periódicamente y no sacar la misma botella año tras año con su buena capa de mugre vintage.
Como os iba diciendo, este año parece que la carne en salsa ha resultado más "chisposa" que de costumbre y la botella de ron estaba en las últimas después de dos años haciendo viajes del mueble a la mesa y de nuevo al mueble, así que se hizo un hueco en la lista de la compra. El caso es que por problemas de comunicación terminamos con dos botellas en casa, abrimos una de ellas que en estos momentos está esperando para hacer los honores las próximas cuatro Navidades (o los cincuenta asados, lo que llegue antes) pero nos quedamos con una enterita y sin bebedores que dieran cuenta de ella.
¿Solución para el problema? : A/ Doy un fiestón y no sale nadie de casa hasta que la última gota de ron desaparezca y fomento el uso desmesurado del alcohol. B/ Hago un jabón .
Los que me conocen ya saben que sean cuales sean las opciones, si una es la de hacer jabón será caballo ganador y desbancará a las demás. Así que, aquí lo tenéis, el jabón de Mojito, con su ron, su azúcar y sus aceites esenciales de lima y menta.
Ingredientes: Aceites de oliva, coco, palma, soja y maíz, mantecas de cacao y karité, ron, sosa, azúcar y aceites esenciales de menta y lima.
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